Camino a Camboya
Que pais ! Tailandia es increible ... hubo un rato que nos preguntabamos si no seria mejor quedarse alli y disfrutar de un merecido descanso y dejar lo de Camboya y Vietnam para otra ocasion ... al final triunfo la sinrazon y decidimos partir.
El tren en la region sur de Tailandia circula solo por la costa Este, asi que nos toco coger un autobus para Surat Thani que es donde para el tren para Bangkok. Llegamos con cierto adelanto, lo que nos permitio ir al mercado a cenar. El picotear en los mercados tailandeses es uno de nuestros vicios favoritos. Hay muy buen ambiente, mucha variedad, y la higiene es aceptable, pero lo mejor es el sabor de las cosas. Cogimos cosas de varios puestos y nos sentamos a comer.
Eso si, esta vez tampoco nos atrevimos con los insectos fritos ... o "canguingos fritos" como los llama Marisa.
Despues fuimos a la estacion de tren en tuk-tuk y alli comimos el postre ... piña para Marisa y para Alberto su favorito: el arroz pegajoso con leche de coco y mango megamaduro.
Del tren a Bangkok solo os podemos contar que hacia un frio que pelaba a cuenta del aire acondicionado, y hubo que abrigarse mas de lo normal para dormir en el coche cama. Al amanecer llegamos a nuestro destino, pero nos bajamos un par de estaciones antes del centro, porque asi estariamos cerca de la estacion de autobuses de Moh Chit, que es de donde salen los autobuses para Camboya. En total pasamos 10 minutos en Bangkok, y como de costumbre no vimos nada raro. A partir de alli 5 horas a la frontera.
Las fronteras terrestres de Camboya, son famosas por la cantidad de corrupcion y de timos que hay. Y en nuestra experiencia asi fue. Nada mas bajar del autobus hubo que negociar con los tuk-tuk para llevarnos hasta la propia frontera. Sin embargo, el conductor a un cierto punto se desvio a la derecha, y de una especie de oficina salieron dos tios, que se identificaron como funcionarios camboyanos. Despues trataron de convencernos de que era alli, y con ellos, donde se obtenia la visa para Camboya ... el problema es que todo esto estaba ocurriendo antes incluso de salir de Tailandia. Tras decirles que no nos lo creiamos, el tuk-tuk nos llevo a la frontera de verdad. El conductor se quedo con cara de pocos amigos, porque obviamente estaba compinchado con los otros, y se acababa de quedar sin comision. Incluso trato de pedir mas dinero, en compensacion, y lo unico que se encontro extra fue una risotada iberica.
Tras salir de Tailandia andando. Entramos en Camboya, eso si no hubo manera de eludir el doble precio de la visa que a los oficiales de aduanas se les antojo pedir: con la iglesia hemos topado!. Se trato de regatear pero al final fueron 1200 bahts, que son unos 48 euros en vez de los 20 que deberian haber sido. Esto es un problema muy corriente y un tanto desagradable en este pais, y la unica manera de evitarlo es sacar la visa en una embajada como Dios manda antes del viaje. Dada la espontaneidad de nuestro viaje, eso es algo que no pudimos permitirnos.
Por ultimo, tuvimos que esquivar a la mafia de los taxis. A esas horas ya no habia autobus y en la parte camboyana todos los taxis parecen estar compinchados. Empezaron pidiendo una verdadera estupidez por el viaje hasta Sisophon. Hay que decir que habiamos hecho equipo con una pareja de canadienses y que ellos iban para Siem Reap y nosotros a Battambang. Entonces nos valia ir a Sisophon, que es un sitio que esta a mitad de camino, antes de que la carretera se bifurque para uno o el otro sitio. Eso al menos nos permitiria salir de alli, con el menor daño posible.
Conseguimos comerle el tarro a un conductor, para que nos hiciera un precio razonable, a base de hacerle ver que como era tarde era su ultima oportunidad del dia para hacer dinero. Nos metimos en el coche, y despues de medio kilometro el tio paro y empezo a rogar que tenia que ser mas dinero, que eso era poco. Incluso llamo a su jefe por telefono, que se encontro con la misma respuesta. Nos bajamos del coche y fuimos caminando hacia adelante a buscar otras alternativas. En estas empezamos a tocar a todas las puertas del pueblo, diciendo que a ver si podian llevarnos. Y cada vez que estabamos negociando precio, aparecia el mismo taxista a tocar las narices. La segunda vez incluso aparecio con otro individuo que los vecinos al verlo, pusieron cara de preocupacion, dieron media vuelta y dejaron de hablar con nosotros. Estaba claro, que ese tio representaba a alguien que ellos temian. Despues nos enteramos que es la propia policia la que extorsiona a los taxistas y les pide comision.
Decididos a no pagar 16 euros por un trayecto en taxi de 1, volvimos a cambiar de estrategia. Empezamos a intentar parar a coches particulares. A pesar de no ser un sitio ideal para ello, dada la velocidad del trafico, enseguida conseguimos parar uno que obviamente no era de alli y no sabia de que iba el tema. Nos llevo a todos por 4 euros hasta Sisopon (un euro por cabeza), y despues por 5 euros a nosotros hasta Battambang. Lo mejor fue el gesto de recochineo hacia el taxista y su socio. Todavia hoy estaran dandole vueltas al significado de la palabra "gilipollas"
Al llegar vimos varios alojamientos y nos quedamos asustados de la relacion calidad precio. Vimos unas habitaciones mas basicas por 3 euros y medio, pero al final nos decantamos por una habitacion de 5 euros, en un edificio completamente nuevo, limpisimo y muy confortable ... un lujazo, para un merecido descanso.
El tren en la region sur de Tailandia circula solo por la costa Este, asi que nos toco coger un autobus para Surat Thani que es donde para el tren para Bangkok. Llegamos con cierto adelanto, lo que nos permitio ir al mercado a cenar. El picotear en los mercados tailandeses es uno de nuestros vicios favoritos. Hay muy buen ambiente, mucha variedad, y la higiene es aceptable, pero lo mejor es el sabor de las cosas. Cogimos cosas de varios puestos y nos sentamos a comer.
Eso si, esta vez tampoco nos atrevimos con los insectos fritos ... o "canguingos fritos" como los llama Marisa.
Despues fuimos a la estacion de tren en tuk-tuk y alli comimos el postre ... piña para Marisa y para Alberto su favorito: el arroz pegajoso con leche de coco y mango megamaduro.
Del tren a Bangkok solo os podemos contar que hacia un frio que pelaba a cuenta del aire acondicionado, y hubo que abrigarse mas de lo normal para dormir en el coche cama. Al amanecer llegamos a nuestro destino, pero nos bajamos un par de estaciones antes del centro, porque asi estariamos cerca de la estacion de autobuses de Moh Chit, que es de donde salen los autobuses para Camboya. En total pasamos 10 minutos en Bangkok, y como de costumbre no vimos nada raro. A partir de alli 5 horas a la frontera.
Las fronteras terrestres de Camboya, son famosas por la cantidad de corrupcion y de timos que hay. Y en nuestra experiencia asi fue. Nada mas bajar del autobus hubo que negociar con los tuk-tuk para llevarnos hasta la propia frontera. Sin embargo, el conductor a un cierto punto se desvio a la derecha, y de una especie de oficina salieron dos tios, que se identificaron como funcionarios camboyanos. Despues trataron de convencernos de que era alli, y con ellos, donde se obtenia la visa para Camboya ... el problema es que todo esto estaba ocurriendo antes incluso de salir de Tailandia. Tras decirles que no nos lo creiamos, el tuk-tuk nos llevo a la frontera de verdad. El conductor se quedo con cara de pocos amigos, porque obviamente estaba compinchado con los otros, y se acababa de quedar sin comision. Incluso trato de pedir mas dinero, en compensacion, y lo unico que se encontro extra fue una risotada iberica.
Tras salir de Tailandia andando. Entramos en Camboya, eso si no hubo manera de eludir el doble precio de la visa que a los oficiales de aduanas se les antojo pedir: con la iglesia hemos topado!. Se trato de regatear pero al final fueron 1200 bahts, que son unos 48 euros en vez de los 20 que deberian haber sido. Esto es un problema muy corriente y un tanto desagradable en este pais, y la unica manera de evitarlo es sacar la visa en una embajada como Dios manda antes del viaje. Dada la espontaneidad de nuestro viaje, eso es algo que no pudimos permitirnos.
Por ultimo, tuvimos que esquivar a la mafia de los taxis. A esas horas ya no habia autobus y en la parte camboyana todos los taxis parecen estar compinchados. Empezaron pidiendo una verdadera estupidez por el viaje hasta Sisophon. Hay que decir que habiamos hecho equipo con una pareja de canadienses y que ellos iban para Siem Reap y nosotros a Battambang. Entonces nos valia ir a Sisophon, que es un sitio que esta a mitad de camino, antes de que la carretera se bifurque para uno o el otro sitio. Eso al menos nos permitiria salir de alli, con el menor daño posible.
Conseguimos comerle el tarro a un conductor, para que nos hiciera un precio razonable, a base de hacerle ver que como era tarde era su ultima oportunidad del dia para hacer dinero. Nos metimos en el coche, y despues de medio kilometro el tio paro y empezo a rogar que tenia que ser mas dinero, que eso era poco. Incluso llamo a su jefe por telefono, que se encontro con la misma respuesta. Nos bajamos del coche y fuimos caminando hacia adelante a buscar otras alternativas. En estas empezamos a tocar a todas las puertas del pueblo, diciendo que a ver si podian llevarnos. Y cada vez que estabamos negociando precio, aparecia el mismo taxista a tocar las narices. La segunda vez incluso aparecio con otro individuo que los vecinos al verlo, pusieron cara de preocupacion, dieron media vuelta y dejaron de hablar con nosotros. Estaba claro, que ese tio representaba a alguien que ellos temian. Despues nos enteramos que es la propia policia la que extorsiona a los taxistas y les pide comision.
Decididos a no pagar 16 euros por un trayecto en taxi de 1, volvimos a cambiar de estrategia. Empezamos a intentar parar a coches particulares. A pesar de no ser un sitio ideal para ello, dada la velocidad del trafico, enseguida conseguimos parar uno que obviamente no era de alli y no sabia de que iba el tema. Nos llevo a todos por 4 euros hasta Sisopon (un euro por cabeza), y despues por 5 euros a nosotros hasta Battambang. Lo mejor fue el gesto de recochineo hacia el taxista y su socio. Todavia hoy estaran dandole vueltas al significado de la palabra "gilipollas"
Al llegar vimos varios alojamientos y nos quedamos asustados de la relacion calidad precio. Vimos unas habitaciones mas basicas por 3 euros y medio, pero al final nos decantamos por una habitacion de 5 euros, en un edificio completamente nuevo, limpisimo y muy confortable ... un lujazo, para un merecido descanso.
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