Beijing

Quien nos lo hubiera dicho hace tiempo ... Estamos en Pekin ! O Beijing como se le dicen ahora. Aqui al igual que en el resto de China teniamos una agenda apretada, todo gracias a la incomparable politica de visas que se han montado para las Olimpiadas. Pero bueno, hoy no os aburriremos con eso ... Ya hablaremos de esas cosas lejos de aqui.

El primer dia, a parte de la plaza de Tiananmen verso sobre las Olimpiadas, aunque ese no era el plan inicial.

La plaza en si, supuestamente es la mas grande del mundo y en ella dicen que caben medio millon de chinos ... Claro que eso es trampa, porque si fueran americanos solo cabrian 50000. A parte de su tamaño y su 'historia reciente' no tiene gran interes.


De ahi nos dimos una gran caminata para llegar al 'Palacio del Cielo', que como esta muy a desmano del metro, y todo para llegar y descubrir que estaba cerrado porque estaban ensayando toda la parafernalia de la ceremonia de los juegos paralimpicos que iba a tener lugar al dia siguiente. Asi que le dijimos adios al palacio.

Dadas las horas que eran, nos fuimos a ver la villa olimpica. Esto fue lo mas cerca que nos dejaron llegar.



Al dia siguiente tocaba la muralla china. De todos los sitios disponibles para verla fuimos a Mutianyu. Con las piernas menos cargadas hubieramos ido a otro sitio llamado Jinshaling y de alli 10 kms de 'paseo' hasta Simatai. Pero si el trazado de esos 10kms es como el de Mutianyu, tiene que ser muy duro.



De todos modos, la elecion fue buena porque no es muy turistico, por el trazado tan bonito que tiene alli y por que tuvimos la oportunidad de bajar en tobogan, que fue muy divertido .


En Beijing el alojamiento es mas caro y por eso elegimos un dormitorio compartido de 6 camas. Cuando volvimos a la habitacion nos encontramos a nuestro nuevo y unico compañero, Sharief, un sudafricano muy majo que venia a arbitrar las pruebas de natacion de las paraolimpiadas. Despues de cenar juntos salimos a ver el mercado de comida nocturno, cerca de la calle peatonal. Y aunque costo encontrarlo y llegamos al final, pudimos ver las sutilezas que preparan como pinchos de serpiente o de gusanos de seda. Otras veces tambien los hay de saltamontes y de alacranes, pero por lo visto no estaban de temporada.


Despues nos fuimos caminando hasta el hutong Nanluogoxiang que esta cerca del albergue. Los 'hutong' son calles secundarias, mas bien estrechas que van de Este a Oeste que son los verdaderos barrios de Beijing. Durante los ultimos tiempos con la politica de reconstruccion total de la capital han desaparecido muchos (quedan 2000 de un total de 6000), y algunos los han restaurado con mayor o menor acierto. Este mutong en concreto lo han acicalado y han hecho de el una zona de tiendas, bares y restaurantes muy agradable, donde los indigenas casi no dan la chapa ofreciendo cosas que no quieres.

Al dia siguiente tocaba la ciudad prohibida. El primer comentario es que es realmente una ciudad ... Es enorme ! Nos llevo practicamente todo el dia. Es un conjunto de palacios grandes y chicos donde vivieron los emperadores de las dinastias Qing y Ming. Los edificios son todos muy parecidos entre ellos y a lo que ya hemos visto en otros sitios de Japon y Korea. Asi que sobre todo nos llamo la atencion su magnitud. La mayoria estan recien pintaditos para las Olimpiadas, pero algunos estaban sin restaurar y se podia apreciar como se degrada con el tiempo este tipo de arquitectura.



Todos ellos estan envueltos por una muralla pintada de rojo que contribuye a la sensacion de conjunto.


Una cosa curiosa fue los nombres graciosos que emplean para todas y cada una de las salas. Por ejemplo: de la 'armonia suprema', de la 'pureza celestial', del 'genio militar' o de la 'cultivacion mental' y nosotros nos preguntabamos ... y por que no del 'aburriemento mortal' o de la 'resaca brutal'

Algunos de estos edificios en los laterales del recinto albergan exposiciones sobre cosas mas o menos interesantes que van desde artes decorativas chinas, colecciones de los propios emperadores, hasta historia y estructura de los edificios.

Llegamos muy justos, pero conseguimos llegar al tren en el que pasariamos las siguientes 12 horas para llegar a Xi'an. Esta vez, a diferencia del tren de Shanghai si que conseguimos entablar contacto con los nativos, aunque no pudimos cristianizarlos.

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